miércoles, 11 de mayo de 2011

Experiencia Asiática

Esta región que creemos tan aislada está resultando ser un hervidero de nacionalidades de lo más dispar que sin embargo consiguen quedar semi escondidas o pasar desapercibidas.
Hay un panadero mauritano, dos curas mexicanos, 3 profes brasileños, cooperantes cubanos, obreros portugueses, ingeniero alemán y chinos.

Bien es sabido que en todas partes hay una comunidad china…pero resulta sorprendente que esa generalidad también sea real en el Cu do Mundo donde viven más de nosecuantos chinos. Bueno, los suficientes como para que en la frontera entre Angola y Namibia (a 30 km de Ondjiva) haya un pequeño polígono llamado "Dragon City" con su comedor laboral asiático incluido.

El pasado fin de semana, hartos de la monotonía alimenticia regional (puré de harina de maíz, hojas de mandioca rehogadas y carne dura en salsa) nos lanzamos a investigar el universo oriental.

El restaurante en si se encuentra en la parte alta de un almacén de plásticos made in china, y a él se accede por una estrecha escalera con su toque asiático: gatito de bienvenida, farolillo rojo, calendario de bambú. Estos elementos tan poco llamativos en cualquier lugar del mundo resultan de lo más chocante en medio de la sabana, y son hasta acogedores y entrañables.

La enorme sala del comedor está desierta, claro, es domingo, día en que ni los chinos trabajan en el Cunene. La camarera, algo sorprendida deja de lado su novela (china) y nos coloca en una mesa de 10 personas (somos 3) con centro giratorio.

Echamos un vistazo a la sala vacía y descubrimos que tiene varios reservados con enormes mesas giratorias y televisiones gigantes de plasma. Seguro que es ahí dentro donde se firman los misteriosos contratos de infraestructuras entre el gobierno angoleño y el chino. Existe el rumor de que las empresas chinas ganan todos los concursos públicos en África pues emplean presidiarios como mano de obra gratuita, lo que hace imposible que las empresas europeas se igualen en costes

La camarera, que no hablaba más que chino pensó que sería mejor mandar  a otra camarera, angoleña, que sólo hablaba cuañama (me pregunto cómo se entenderán entre ellas) para que nos tomara nota.

La comunicación era imposible, hasta el punto que para conseguir pedir tuvimos que ir abriendo frigorífico tras frigorífico y señalar lo que nos parecía más apetitoso, teniendo en cuenta que todo estaba congelado. Afortunadamente, pudimos comprobar que no siempre las leyendas urbanas son reales, pues dentro de las neveras no encontramos ni gatos, ni ratas, ni siquiera un cadaver de chino muerto y no declarado para usar su pasaporte. Una decepción.


La segunda experiencia asiática la hemos tenido esta semana, cuando durante nuestro paseo diario con los perros por la zona más agreste de Ondjiva vimos a lo lejos un par de fogatas gigantes y un grupo de gente organizando una fiesta. Esto no es común en medio de la nada, por lo que no pudimos resistir la tentación de ir a cotillear. ¡Gran sorpresa al descubrir que se trataba de una fiesta china bajo un baobab! Se habían traído barbacoas con brochetitas (de chino muerto, tal vez), grandes altavoces último modelo, ordenador con éxitos de música electrónica japonesa, y allí estaban tan tranquilos una veintena de chinos y una china.

Nos reciben con mucha amabilidad, nos invitan a beber algo con ellos y nos proponen quedarnos para la fiesta. Resulta sorprendente la facilidad con la que se crea un vínculo entre culturas que en general son tan dispares y entre las que suele haber poca comunicación…pero es que la vida en el Cunene es tan dura que entre los extranjeros, sean de donde sean, se crea un gran lazo de solidaridad y apoyo, una especia de entendimiento mutuo ante las dificultades de adaptación al entorno local.

Afortunadamente dos de ellos (Jerry y Susana en versión occidental) hablan inglés y portugués lo que simplifica la comunicación. Intercambio de teléfonos, abrazos, fotos de recuerdo, y ganas de volver a vernos. El Lejano Oriente no lo es tanto en la Sabana.

Paseo perruno

1 comentario:

  1. ¡Hola Leyre!
    Cada vez me gustan más tus comentarios desde el culo del mundo; sólo echo de menos mas fotos, no seas perezosa con tu cámara nueva, salvo que no puedas subir las fotos por la linea. A mi me parece que tendrías que pensar en dar a tus entradas un formato más publicable, más literario, con capítulos y sus titulos; agrupados por temas etc. Cuando tengas material suficiente se puede intentar publicar, si te hiciera ilusión, a traves de tu padre o de algun contacto indigena aquí en Toledo. Animo, que la maternidad alienta a los creativos.
    P.D. ¿Ese perro no corre peligro en la charca?
    (Cocodrilos, pitones, etc)
    Joaquín

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