lunes, 21 de febrero de 2011

Disney-Namibia

¡¡¡Este fin de semana he estado en Namibia!!!
¿Visitando las infinitas playas desérticas?
¿Admirando la fauna salvaje en alguna de sus múltiples reservas?
¿Conociendo la lengua de los sorprendentes bosquimanos?
Nada de nada.

Comprando y reparando todo aquello que no se consigue en Ondjiva.

Tras el fatídico accidente eléctrico que carbonizó gran parte del material escolar, era necesario reparar impresoras, baterías, comprar nuevos fusibles…y ya de paso hacer algunas compritas alimenticias de caprichos gourmet que aquí en Ondjiva no se encuentran: lechuga, calabacines, zumos y otras delicatessen por el estilo.

Namibia está a tan sólo 40 km de Ondjiva, pero la hazaña de atravesar la frontera es una epopeya difícilmente calculable en parámetros temporales comunes, ya que el tiempo en ese espacio de controles aduaneros está a merced de los caprichos del funcionario de turno o de la masificación de contrabandistas de mercancías de lo más variopinto (desde sacos de patatas hasta ataúdes, vacíos, es de suponer).

Nosotros parecía que tuviéramos un cartel en la frente con la indicación de "SE RUEGA ABUSEN DE NOSOTROS", pues no sólo éramos los blanquitos indefensos (no como esos blancos namibianos exboers con poder), si no que además llevábamos sendos pasaportes europeos que aquí no valen nada, por mucho visado de la Republique Française que tengan, dos perros, una impresora sospechosa, y argumentos extraños a la par que absurdos de garantías de compra, avería escolar, cooperación internacional.

Tras casi 3 horas de sellos, impresos, fechas, firmas y vueltas sin sentido esquivando a los malandros que pululan por esa tierra de nadie buscando algo de carne fresca, conseguimos cruzar a El Dorado.

Un perfecto asfalto, con sus líneas continuas y discontinuas bien pintadas y con sus señales de tráfico monísimas nos daba la bienvenida.
Publicidad de Internet de banda ancha, grandes almacenes con muebles y cortinas, supermercados con carritos…Me sentía en Disneylandia. Sólo faltaba un Mickey Mouse cabezón con globos de colores.

Decidimos ir inmediatamente a hacer uso de la garantía de compra para cambiar los materiales. Ya habíamos planeado toda una historia rocambolesca por si ponían pegas, caras de disgusto, tono melodramático…
- Buenos días señores.
- Si mire, venimos con esta impresora, que verá usted, hubo un problema, algo pasó, y si, bueno, fue comprada por la escuela, y bueno, si fuera posible querríamos..
- Ah, está rota, no hay problema, aquí tiene otra totalmente gratis gracias a la garantía.

¿Ya? ¿Tan simple? ¿No nos va a dejar que le contemos nuestro rollo?¿No tenemos que sobornar a nadie para que active la garantía?
Vaya, así no tiene gracia. ¿Y yo qué cuento luego en mi blog?

Intentamos hacer más compras, ya que tan sólo son las 5 de la tarde, pero nos encontramos con todas las tiendas cerradas. Habíamos olvidado que estamos en antiguo territorio germánico, donde los estrictos horarios aún forman parte de la identidad de este país.
Tal vez el mercadillo siga abierto, y podamos comprar algo diferente de lo que encontramos en el de Ondjiva.

Un montón de mujeres parecen vender frutos secos en preciosos cestos de mimbre. ¡Mi vida por unos cacahuetes! Vayamos a ver lo que tienen.

¿Qué narices es esto? Cacahuetes no parecen, pero es algo seco.

Autora olisqueando manjar típico

- Disculpe, ¿podría explicarme qué es esto?
- Son maanja
- Si, bien, gracias por la aclaración, pero ¿qué es exactamente, tan arrugadito y alargado?
- Caterpillar

En Namibia se usa el inglés como lengua de comunicación, y debo reconocer que hay bastante vocabulario que se me escapa.
- ¿Caterpillar? ¿Eso no son las máquinas de construcción?
Veo que el tipo me da una explicación más gráfica alargando su dedo y haciendo que este se doble varias veces.

¡Gusanos! ¡Larvas!

- Sí, son deliciosos.

Y se come uno para que vea el fantástico efecto extra crujiente en su boca.

- ¿Y dónde se encuentran exactamente estos gusanos? (aún estoy abierta a una posible cata)
- ¡Buscando en la mierda de buey!

Mi espíritu de gastrónoma internacional se acaba de volatilizar cual mariposa.

Gusanitos resecos
Mejor dedicarme a algo más placentero aprovechando que estoy en este lugar donde existen los "lujos".

Me decido por un tratamiento de estética. Una es aventurera pero tiene sus momentos de coquetería.
La sesión se presenta maravillosa, una encantadora señorita (blanca amestizada) me atiende con mimo y simpatía.
Mientras me trata vamos charlando distendidamente, hasta que poco a poco noto cómo el discurso se va radicalizando, animada por mi tono de piel, y poco más o menos la mujer acaba defendiendo la época del apartheid y lo bien que se estaba con los negros de lado, con sus costumbres salvajes sin interferir en la organización holandesa y alemana. Prefiero callarme y hacerme la dormida, mi cuerpo está en sus manos, y cualquier palabra de más puede tener efectos fatales sobre mi integridad estética.

El domingo todo está cerrado. Lo cual nos sorprende si tenemos en cuenta que esta ciudad vive esencialmente del comercio, y la mayoría de los clientes vienen desde Angola los fines de semana.

Poco a poco empezamos a ver signos de un tradicionalismo religioso con tintes racistas que desconcierta. En la sala de conferencias del hotel en que nos alojamos, una congregación de familias rubísimas, orondísimas, felicísimas y con muchos hijos, animadas por un predicador de sonrisa impecable y voz melosa, comulgan en afrikaans con un power point de fondo con imágenes de tartas, corazones, arco iris y familias más rubias y felices si cabe.


Propanganda religiosa en afrikaans con hiena siniestra
Ya en el dormitorio enciendo la televisión y me encuentro con un coro y orquesta multitudinario de rubios y rubias que canta en alemán y afrikaans mientras el locutor, de flequillo engominado y mirada amistosa, anima a los telespectadores a buscar la armonía y a afrontar las adversidades con la ayuda del Todopoderoso, con imágenes de cascadas, flores, pájaros, que se van intercalando con los cantos.
Cuando el programa acaba empieza otro exactamente igual pero versión negra recatada y con coro de gospel.

Es el momento de volver a la destartalada pero amistosa Angola, con sus pechos al aire y su sincretismo religioso.

Al llegar a casa evidentemente no hay agua, se ha vuelto a romper la bomba, llamamos al camión cisterna que se queda atascado en la pista por culpa del barro, viene otro camión a tirar de él, se rompe la cuerda, nos dan las 10 de la noche sin poder ducharnos tras el viaje….pero pongo en práctica lo que he aprendido: Busco la armonía y afronto la adversidad (con o sin Todopoderoso) y me digo: ¡Qué carajo, al fin HOME SWEET HOME!





































































martes, 15 de febrero de 2011

O día dos namorados

¡Alboroto, algarabía!
¿Qué pasa en la ciudad?

Pues que…hoy es el día de los enamorados y en el país de la promiscuidad parece fiesta nacional.

A las 6 de la mañana llama un profesor agobiado para saber si debe ir o no a la escuela. Su "namorada" le ha dicho que lógicamente hoy es festivo.

Decepción del profesor al conocer la triste realidad…y deducimos que enfado caprichoso de la enamorada que ve que su día rosa se tambalea.

En la escuela, las secretarias se muestran alteradas, no dejan de cuchichear entre ellas y van contando los sms que sus admiradores les van mandando.

- Pues a mi Fulanito me ha dicho que soy maravillosa.

- Y a mi Zutanito que tengo las piernas de Beyonce.

Sin embargo, ambas acaban con una profunda reflexión sobre el carácter polígamo del hombre angoleño y la levedad del ser.

En el despacho del Inhallable Apolo, uno de sus funcionarios me pregunta preocupado si ya he recibido mi regalo de San Valentín. No puedo darle un no por respuesta, pues de lo contrario saldrá a buscar alguna baratija para que yo también me sienta afortunada en un día tan especial.

En la calle han montado un inmenso puesto lleno de corazones y regalos amorosos que compiten en cursilería a la par que horterada. En esta ciudad en la que no hay ni una sola tienda de regalos, las personas se amontonan en busca del presente que hará feliz a su namorado, namorada, o namorados y namoradas, pues es común compartir el corazón con varias personas a la vez.

Entre los regalitos vemos tiernos ositos de peluche, corazones blanditos, flores de plástico, esposas eróticas de peluche rojo, figuritas de holandeses de cerámica azul (¿?), y otras tantas fruslerías que pretenden ser muestras de profundo amor.


Regalitos amorosos

Todos los medios de comunicación local están junto al puesto con un enorme despliegue. A saber: una furgoneta vieja, una locutora con aspecto sesentero y un cámara que intenta conectar cables enmarañados. La ciudad está alborotada.

Por la noche vamos al restaurante de la ciudad, "A Pérola de África" (la Perla de África).
Este lugar, que suele tener apenas cuatro mesas de plástico y un repetitivo Cd con éxitos brasileños de los 80 hoy se ha vestido de gala. Las mesas cubiertas con manteles rojos y velas, las sillas de blanco con lazos rosas, y la banda sonora una chillona Celine Dion en todo su esplendor empalagoso romanticón con proyector incluido. Los habituales comensales, obreros y amigotes del dueño, se han transformado en elegantes parejas con vestidos de lentejuelas, tacones de alturas alpinas y poses enamoradas.

Entre los clientes descubrimos a algunos conocidos con parejas desconocidas. ¡Ni siquiera han venido con la amante oficial! (existen varias categorías: mujer, amante oficial, sub-amante…cada una con su jerarquía y su día asignado).

Seguramente su extrañeza es aún mayor al descubrir que en nuestra mesa somos 3.



Larra Africanizado

X fue mandado desde la lejana Francia para dirigir una escuela de secundaria angoleña con fondos de la cooperación europea y perspectivas de convertirse en Escuela de Excelencia y Modelo pedagógico y de organización para el tristemente destruido e irregular sistema educativo nacional.

Tras tres décadas de guerra, este país tiene uno de los índices de escolarización más bajos de África y una precaria formación del propio profesorado.

El objetivo de X es dar una buena base pedagógica y crear un equipo de profesores que puedan poner en marcha un proyecto educativo moderno y dinámico…

Las palabras de la cooperación siempre son maravillosas, los proyectos suenan a cuento de hadas, el cooperante antes de desembarcar en su nuevo lugar de acogida piensa que va a poder formar parte de la pequeña historia del desarrollo del país.

Pero bien sabemos los que andamos sobre el terreno que la realidad dista mucho de ser tan idílica.

Las clases "comenzaron" hace dos semanas, pero la situación es de caos absoluto. Acompañamos al director durante unos días para ver de cerca a qué tipo de obstáculos se enfrenta este hombre orquesta, que con apenas medios debe sacar adelante un instituto …bajo la dura mirada de los que han puesto la pasta "desinteresadamente" y la expectación del gobierno angoleño.

Hoy, en primer lugar, vamos a ver si conseguimos más profes.

Sí, las clases hace tiempo comenzaron, pero la delegación de educación nacional aún no ha designado a algunos profesores.

Buscamos al Dr. Apolo, responsable de educación:

Llegamos a un despacho de 3x3 con una televisión con la omnipresente telenovela brasileña a todo volumen, 4 personas abigarradas de las cuales dos duermen, otra juega a las maquinitas y la cuarta se hace la manicura.

- Buenos días, ¿está Apolo?

- Ay, fue a un óbito (funeral, pero que en este país se celebra de forma festiva durante varios días con comida y bebida)

- Vaya, qué mala suerte. Otra vez que no le pillo.

- Vuelva usted mañana.

Sonrisita condescendiente y aire de "pobre iluso"

Esta escena se repite desde hace 3 meses. Empiezo a dudar de que ese Apolo exista. ¿No será un ser mitológico como su propio nombre indica, y los supuestos profesores designados no son más que musas en la imaginación de la secretaria de uñas impecables? ¿Tendrán que conformarse los alumnos con invocar a los dioses del Olimpo y aprender así las matemáticas, física, química y lengua?

Ahora toca conseguir cloro para tratar el depósito de agua de la escuela. Las clases han empezado y no es de recibo que los pobres alumnos beban agua con vida animal, mineral y sideral. No creo que la cooperación francesa vea con buenos ojos un envenenamiento masivo de adolescentes, aún siendo ésta una práctica común y típica del Cunene, lo cual seria un claro signo de perfecta adaptación por parte del cooperante en cuestión.

Vamos al departamento de salud del gobierno regional. Esta vez en el despacho hay 3 personas, varias sillas rotas, una rueda de tractor y una tele con la consabida telenovela.

Nos atiende un funcionario formalito.

-Buenos días, buscamos al Señor Ingeniero. Necesitamos unos bidones de cloro para tratar el agua de la escuela.

- Ay, el Señor Ingeniero no está. Fue a una boda.

- ¿Y usted no podría darnos los bidones?

- El problema es que no tengo LA FÓRMULA.

Lo dice así, con la boca muy redonda y voz temblorosa, como si de una pócima secreta se tratara.

- ¿La fórmula?

- Si. Sólo el ingeniero la conoce.

- Pues llame al ingeniero y que nos la de por teléfono. Tenemos 150 vidas entre las manos (hay que dramatizar un poco para que surja efecto).

Conversación telefónica entre el devoto funcionario y el Druida Ingeniero.

- Dice que no. Pero pueden llevarse estas pastillas caducadas de potabilización. Vuelva usted mañana a por LA FÓRMULA.

LA FÓRMULA
Tercera tarea del día: comprar escobas, fregonas, trapos y cubos.

La escuela no cuenta con personal de limpieza, por lo que los alumnos, por riguroso orden, se ocupan del mantenimiento de las aulas y zonas comunes.

Vamos al "supermercado", en vano. Como ya comenté en crónicas anteriores tan sólo hay pañales, gominas del pelo, cerveza y algunas latas sospechosas con fechas de caducidad marchitas.

- Eso sólo podrán encontrarlo en la "praça" (mercadillo público)- nos informa un amable dependiente.

En efecto, en el paraíso de la plaça, con sus cientos de puestecillos, existe todo lo que uno pueda necesitar para dar brillo y esplendor a las aulas…pero…sin factura. ¿Cómo explicarle a la pobre mujer que los burócratas franceses NECESITAN IMPERATIVAMENTE facturas con sello, fecha, membrete y serpentinas de todas y cada una de las compras.

- ¿Señorita, por favor, puede hacernos una factura con "carimbo" (sello)?

Miradas de extrañeza. Dudamos que entienda a qué nos referimos.

- Sí, un papel con las cosas compradas, los precios, un nº de licencia y registro, nombre del establecimiento, logotipo si procede…

Evidentemente la mujer sigue sin entender. Un chico más joven se acerca para intentar ayudar. Parecemos unos pardillos remilgados con nuestros deseos tecnócratas.

El chico habla con la mujer en kuanhama. Ella le da algo de dinero y el chico se va en busca de lo que suponemos sea algún "carimbo" entre los puestos vecinos.

Al cabo de un rato aparece con un cuaderno con la cara de Barack Obama en la solapa y un rotulador rosa. Seguramente eso es lo más parecido a algo oficial que ha podido encontrar en el alegre caos ilegal del mercado.

La jornada laboral ya casi ha llegado a su fin, y el balance es de 8 escobas y 6 fregonas sin factura, pastillas de potabilización caducadas y ningún profesor nuevo…¿La labor pedagógica?... para mañana…

miércoles, 9 de febrero de 2011

En la costa del Namibe


 
Pensé que lo del "cu do mundo" era mala suerte...los hay que están peor
La carretera que lleva desde Lubango a Namibe es un recorrido espectacular que conduce desde altas montañas con bosque y cultivos frondosos hasta el desierto del Namibe, apenas poblado por algunos cactus de formas y texturas desconocidas, y por tribus que se han mantenido alejadas de las guerras y conflictos que durante 30 años asolaron el país. Esto supone que se puede caminar por el desierto sin el omnipresente miedo a las minas…claro, que no es muy apetecible caminar por un desierto a 40º, por poca mina que tenga.

Llegamos a Namibe, ciudad portuaria medio decadente pero con ese encanto marinero de muelles sucios, bares improvisados y viejos contenedores oxidados, tal vez aún llenos de mercancías olvidadas que algún tendero sigue esperando. (Ya hemos comentado los problemas de abastecimiento y comunicación vial de este país). Breve parada y seguimos rumbo al sur.

Nuestro destino final es un hotelito en una playa aislada a 45, o tal vez 50 km de Namibe, al que sólo se puede llegar por pistas, y en algunos casos atravesando playas desiertas.
Problemas:

1. No sabemos con exactitud dónde es, y aunque llevamos el todopoderoso GPS, nuestra incapacidad para programar dicho cachivache nos hace ir a tientas, más o menos. Y es que “semos mu modelnos” y llenos de gadjets…pero no sabemos usarlos…
2. No sabemos si la marea estará alta o no, porque eso de mirar las previsiones ¿para qué? Total, ahí radica el espíritu aventurero. En caso de que la marea esté alta y no se puedan cruzar las playas con el coche tal vez tengamos que esperar horas…en el desierto, a mediodía, solos…
3. Nuestro coche NO es un todoterreno. Cuando el cerebro “pensante” de la empresa que mandó a mi chico al culo del mundo, decidió qué coche comprar, evidentemente lo hizo desde su despachito en París siguiendo unos parámetros desconocidos a la par que inútiles, tal vez parisinos: que sea mono, que tenga cd, que se pueda aparcar bien en los Campos Elíseos…en definitiva, que No se adapte al África desasfaltada.

Afortunadamente, y gracias a años de experiencia marroquí, (shukran, shukran) llegamos al Flamingo Lodge sanos y salvos, y por suerte, ni las hienas ni chacales que supuestamente merodean la zona vinieron a comernos.

El Flamingo Lodge se compone de unos cuantos bungalows de esterilla y tela metálica, varias tiendas de campaña modelo 2 segundos decathlon para 2 personas que se quieran mucho y un maravilloso bar-restaurante con vistas sobre la playa desierta.
Alrededor del Lodge la nada infinita de mar, playas, desiertos, cañones de roca, ballenas, focas…

No encontramos con Raimundo gerente e hijo del dueño del Lodge, sudafricano, 25 años, con pinta de surfero y discurso jipi-empresarial:
Nos habla en inglés.

- Aquí todo es libertad, no hay llaves, puedes beber todas las cervezas que quieras por el mismo precio, todos iguales, no hay reglas, vive tu vida, be happy.
- Bien, ¿y queda sitio para dormir?
- Quedan tiendas de campaña
- Perfecto. Cuánto cuesta por día en tienda decathlon miniatura y pensión completa?
- 100 dólares por cabeza

Jipi jipi el precio no es…pero aceptamos (Angola en general es absurdamente cara). El lugar nos seduce, y la previsión de un fin de semana de “freedom experience” no se puede desperdiciar.

- Bueno, y ahora nos vamos a pescar la cena antes de que lleguen los demás clientes, nos avisa Raimundo. Empiezo a estar harta de estos hoteles tan interactivos.

Pesca él, nosotros no sabemos. Tras unos 40 minutos de intentos y apenas un logro en forma de pez (aquí llamado anchova, nada que ver con nuestras anchoas) de unos 5 kg, se da por vencido y volvemos al lodge.
Poco a poco van apareciendo más y más clientes.
¿Cómo han logrado dar con este lugar?

Al final nos juntamos unos 40, el ambiente se va animando y acabamos montando todos una fiesta entre angoleños, portugueses, españoles, franceses…Hacemos nuevos amiguitos.

Al día siguiente las playas vírgenes y cañones del desierto nos esperan.
A lo largo de nuestro paseo vamos encontrando restos óseos de grandes cetáceos (de hecho los postes de farolas del lodge son costillas de alguna ballena varada, parece tétrico, pero al parecer es cool-surf), a lo lejos y con algo de paciencia y unos buenos prismáticos conseguimos avistar unas focas que juegan en el mar.


Paseo por el cañón con nuestros nuevos amiguitos

Tierra adentro, una serie de cañones de formas y colores variados dan muestras de que en épocas remotas el mar cubría aquel desierto, pues es fácil encontrar dientes de tiburón y otros fósiles marinos en las paredes de las gargantas.

Aún con el recuerdo de la escena entre la rata y las serpientes de Lubango, no puedo evitar andar con mil ojos no sea que pise una cascabel despistada y tengamos un disgusto.

Nada de serpientes avizor, sólo cientos de huellas de hienas y chacales que seguro nos observan desde algún escondite, y plantas desérticas entre las que destaca la rarísima y autóctona welwitschia mirabilis.

Welwischia Mirabilis



Esta planta-cactus-flor-arbusto es exclusiva del desierto del Namibe (sur de Angola y norte de Namibia), y puede alcanzar fácilmente los 1000 y hasta 2000 años. Su crecimiento es de apenas unos milímetros por año. El aspecto la verdad es cuanto menos inquietante, parece más un pedazo de cartón extraterrestre, o un alien quemado por el sol que una planta. Al parecer los biólogos andan medio locos tratando de catalogarla. Nosotros como simples curiosos no dejamos de maravillarnos de que una cosa así pueda pasar tantos siglos quietecita en un lugar tan árido como el Namibe.

Llegado el final de nuestro fin de semana nos despedimos de nuestros nuevos conocidos con gran pena…toca volver a la soledad de Ondjiva, pero no sin antes pasar por la maratón de nuestra ya vieja conocida carretera del agujero.

Sorpresas mágicas en la carretera agujereada de Ondjiva





























lunes, 7 de febrero de 2011

El Señor Totas y sus animalillos

Al fin el primer festivo en Angola: 4 de febrero, día de la independencia…viernes…puente.
Dado que aún no tengo mi visado de múltiples entradas la opción Namibia queda descartada, a pesar de ser lo más accesible, barato y cómodo.

Nuestro plan es ir a la costa de Namibe, provincia del sureste angoleño. Dado que en este país no hay apenas carreteras, para llegar a Namibe, es necesario pasar por Lubango, es decir, volver a recorrer los 400km infernales (agujero, agujero, charco, agujero, vaca, agujero, charco, camión, vaca, agujero) que unen Ondjiva con el resto del país.


Llegada a Lubango a las 19h…para llegar a Namibe no son más que 2 horas más de carretera, pero dado que nuestros cuerpos se hallan a punto de nieve (bien batidos), preferimos quedarnos a pasar noche en Lubango, de nuevo en el Kimbo Soba Lodge, donde acechan las sacerdotisas envenenadoras.

Polvorientos, agotados y hambrientos nos lanzamos al comedor en busca de algún manjar…pero con una ágil maniobra, somos interceptamos por el Señor Totas, dueño del Kimbo, hombre de decisiones firmes y espíritu libre. Todo el que llegue a este lodge deberá saber que su voluntad deja de existir en el momento en que el Señor Totas aparece en escena…a partir de ese instante tus actos son dirigidos por él:

-         ¡Pero cómo vais a cenar ahora! Lo primero, sin falta, es que veáis cómo alimento a mis animalitos.
-         Ah, bueno, ¿vamos a ver a los tiernos patitos?
-         No.
-         ¿Alimentaremos a las humildes tortugas?
-         Nada.
-         ¿Un aperitivo para el simpático chimpancé?
(Este hombre tiene un auténtico zoológico en su hotel)
-         Bobadas. Vamos a la nueva jaula de las serpientes! Y hoy toca rata de cena!

Kimbo Soba lodge
Evidente la rata, que nada sabe de este plan entra como toro en redil a la jaula en la que le esperan 6 serpientes 6 (pitones, cascabeles y otras cuantas igualmente simpáticas e inofensivas).

Quiero huir, no soportaré esa competición perdida de antemano entre la ratita y las fieras, pero la mirada del Señor Totas me hace recular, y el lento movimiento de las serpientes al olor de la carne fresca me hipnotiza. La escena dura 45 largos minutos, entre grititos y seseos, con el inevitable y previsible final.

-         Venga, ahora ya podéis cenar. Tengo una carne buenísima…

Dios mío, este hombre es capaz de traerme un buey entero, y sinceramente, no sé si seré capaz de desencajarme la mandíbula para engullirlo de una sentada.