lunes, 16 de mayo de 2011

Macrofestival en Ondjiva

Desde hacía varias semanas una pancarta multicolor a la entrada de Ondjiva anunciaba que el día 14 de mayo los habitantes de esta ciudad podríamos disfrutar de un super show musical sin precedentes.

Al fin, tras varios meses de baldío cultural, parecía que algo se movía en el Cunene.

Ansiosos por asistir a tal acontecimientos compramos nuestras entradas con varios días de antelación…los presagios eran de masas de espectadores venidos desde todos los kimbos de la región, luchas tribales por conseguir las últimas entradas, reventas desorbitadas…

La irregular fotocopia en color que hacía las veces de entrada, era un potpurrí de información con pretensiones modernas: mega, super, power house, producido por Wendy Santos Designer y Arsenio Show…vamos, la cosa prometía.

Entrada al Macro Evento

Y el ansiado día llegó.

La pancarta convoca a los espectadores a presentarse a las 17h en el recinto del concierto (que es el jardín de un hotelillo local), pero ahora que empezamos a ser conocedores de la idiosincrasia local, preferimos no presentarnos hasta las 20h.

En el terreno del hotel se concentran unas 300 personas (nunca he visto tal masificanción humana en Ondjiva), la mayoría adolescentes muy seriecitos y arreglados para la ocasión, como si de una boda o comunión se tratase.

En el escenario, que es una tarima con algunas pancartas por detrás, un trío de flacuchos con pinta rapera escenifican un play back más que dudoso.

Chupas de cuero negras, gafas de sol (imprescindibles para ser rapero de verdad aunque no se vea un carajo) y zapatillas deportivas tamaño XXL son el atuendo de estos tres jóvenes que no dudan en pegar saltos y hacer como que cantan, aunque en varias ocasiones se les olvida llevarse el micrófono a la boca, letras de lo más elaboradas con tono de malote: 

- Yeah, ohhh, hei, hei, quem sou? (¿Quien soy?).

Tras esta demostración de talento, es el turno del músico romántico tipo Rythm & Blues americano.

Cambio de color del foco, hacia una tonalidad más rosada, y "cantante" con aire de chico bueno del barrio pero con un toque modernito. 

Olvido mencionar que el play back es taaannnnn evidente que ni siquiera se molestan en poner a algún músico aunque sea con una guitarra de juguete en el escenario.

Esta vez la letra es claramente sentimental:

- Baby, nao chora (no llores), sexy, te amoooooooooo.

Se perciben leves suspiros entre el público, sobre todo el femenino, que hasta ahora se mantiene muy formalito y atento a las "performances" de estos astros musicales.


-¡¡¡¡Y ahora, con todos ustedes la nueva reina del Kuduro!!!!

Este estilo musical 100% angolano, con influencias de la música techno y ritmos claramente africanos, es un frenesí de movimientos, especialmente de nalgas y pecho, a veces con levantamiento de pierna, como si fuera un perrillo meando.

La intérprete, que en esta ocasión ni siquiera hace un esfuerzo por llevarse el micro a la boca, lo que además sería complicado en su baile desenfrenado, deja al público boquiabierto con sus espasmos de muslo generoso.

La gente parece animarse mínimamente, incluso algunos agitan los brazos en discretos movimientos.

Nos llama la atención que no existe la costumbre de aplaudir. Los cantantes van saliendo uno detrás de otro sin que haya pausa u ovación.

Y por fin llega el turno de Cabo Snoop, la gran estrella de la noche, y su éxito discotequero "Windeck".


Este joven de 20 años triunfa en las pistas de baile de toda Angola con esta canción (que en realidad no tiene apenas letra y lo poco que dice no se entiende), y con su baile mezcla entre Michael Jackson, Locomía y una tribu local.

Salta al escenario, sin músicos, evidentemente, pero escoltado por otros dos bailarines.

Su atuendo son unos pantalones pitillo de color verde pistacho, comprados seguramente en un viaje en el tiempo a los 80, camiseta color chicle de fresa y zapatillas de deporte.

El pegadizo ritmo hace que la gente empiece a moverse, algunos intentamos, sin éxito, imitar sus saltitos y movimientos de cadera a lo Elvis africano. Y por fin, cuando la cosa empezaba a animarse, y tras dos bises de la única canción que "playbackea" (¿será su única canción?) se acaba la fiesta, nadie aplaude, la gente se dispersa rápidamente, y allí nos quedamos bailoteando como huérfanos cuatro gatos blancos y alguno negro…

Impacientes por que llegue el próximo Macrofestival.




















































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