miércoles, 9 de febrero de 2011

En la costa del Namibe


 
Pensé que lo del "cu do mundo" era mala suerte...los hay que están peor
La carretera que lleva desde Lubango a Namibe es un recorrido espectacular que conduce desde altas montañas con bosque y cultivos frondosos hasta el desierto del Namibe, apenas poblado por algunos cactus de formas y texturas desconocidas, y por tribus que se han mantenido alejadas de las guerras y conflictos que durante 30 años asolaron el país. Esto supone que se puede caminar por el desierto sin el omnipresente miedo a las minas…claro, que no es muy apetecible caminar por un desierto a 40º, por poca mina que tenga.

Llegamos a Namibe, ciudad portuaria medio decadente pero con ese encanto marinero de muelles sucios, bares improvisados y viejos contenedores oxidados, tal vez aún llenos de mercancías olvidadas que algún tendero sigue esperando. (Ya hemos comentado los problemas de abastecimiento y comunicación vial de este país). Breve parada y seguimos rumbo al sur.

Nuestro destino final es un hotelito en una playa aislada a 45, o tal vez 50 km de Namibe, al que sólo se puede llegar por pistas, y en algunos casos atravesando playas desiertas.
Problemas:

1. No sabemos con exactitud dónde es, y aunque llevamos el todopoderoso GPS, nuestra incapacidad para programar dicho cachivache nos hace ir a tientas, más o menos. Y es que “semos mu modelnos” y llenos de gadjets…pero no sabemos usarlos…
2. No sabemos si la marea estará alta o no, porque eso de mirar las previsiones ¿para qué? Total, ahí radica el espíritu aventurero. En caso de que la marea esté alta y no se puedan cruzar las playas con el coche tal vez tengamos que esperar horas…en el desierto, a mediodía, solos…
3. Nuestro coche NO es un todoterreno. Cuando el cerebro “pensante” de la empresa que mandó a mi chico al culo del mundo, decidió qué coche comprar, evidentemente lo hizo desde su despachito en París siguiendo unos parámetros desconocidos a la par que inútiles, tal vez parisinos: que sea mono, que tenga cd, que se pueda aparcar bien en los Campos Elíseos…en definitiva, que No se adapte al África desasfaltada.

Afortunadamente, y gracias a años de experiencia marroquí, (shukran, shukran) llegamos al Flamingo Lodge sanos y salvos, y por suerte, ni las hienas ni chacales que supuestamente merodean la zona vinieron a comernos.

El Flamingo Lodge se compone de unos cuantos bungalows de esterilla y tela metálica, varias tiendas de campaña modelo 2 segundos decathlon para 2 personas que se quieran mucho y un maravilloso bar-restaurante con vistas sobre la playa desierta.
Alrededor del Lodge la nada infinita de mar, playas, desiertos, cañones de roca, ballenas, focas…

No encontramos con Raimundo gerente e hijo del dueño del Lodge, sudafricano, 25 años, con pinta de surfero y discurso jipi-empresarial:
Nos habla en inglés.

- Aquí todo es libertad, no hay llaves, puedes beber todas las cervezas que quieras por el mismo precio, todos iguales, no hay reglas, vive tu vida, be happy.
- Bien, ¿y queda sitio para dormir?
- Quedan tiendas de campaña
- Perfecto. Cuánto cuesta por día en tienda decathlon miniatura y pensión completa?
- 100 dólares por cabeza

Jipi jipi el precio no es…pero aceptamos (Angola en general es absurdamente cara). El lugar nos seduce, y la previsión de un fin de semana de “freedom experience” no se puede desperdiciar.

- Bueno, y ahora nos vamos a pescar la cena antes de que lleguen los demás clientes, nos avisa Raimundo. Empiezo a estar harta de estos hoteles tan interactivos.

Pesca él, nosotros no sabemos. Tras unos 40 minutos de intentos y apenas un logro en forma de pez (aquí llamado anchova, nada que ver con nuestras anchoas) de unos 5 kg, se da por vencido y volvemos al lodge.
Poco a poco van apareciendo más y más clientes.
¿Cómo han logrado dar con este lugar?

Al final nos juntamos unos 40, el ambiente se va animando y acabamos montando todos una fiesta entre angoleños, portugueses, españoles, franceses…Hacemos nuevos amiguitos.

Al día siguiente las playas vírgenes y cañones del desierto nos esperan.
A lo largo de nuestro paseo vamos encontrando restos óseos de grandes cetáceos (de hecho los postes de farolas del lodge son costillas de alguna ballena varada, parece tétrico, pero al parecer es cool-surf), a lo lejos y con algo de paciencia y unos buenos prismáticos conseguimos avistar unas focas que juegan en el mar.


Paseo por el cañón con nuestros nuevos amiguitos

Tierra adentro, una serie de cañones de formas y colores variados dan muestras de que en épocas remotas el mar cubría aquel desierto, pues es fácil encontrar dientes de tiburón y otros fósiles marinos en las paredes de las gargantas.

Aún con el recuerdo de la escena entre la rata y las serpientes de Lubango, no puedo evitar andar con mil ojos no sea que pise una cascabel despistada y tengamos un disgusto.

Nada de serpientes avizor, sólo cientos de huellas de hienas y chacales que seguro nos observan desde algún escondite, y plantas desérticas entre las que destaca la rarísima y autóctona welwitschia mirabilis.

Welwischia Mirabilis



Esta planta-cactus-flor-arbusto es exclusiva del desierto del Namibe (sur de Angola y norte de Namibia), y puede alcanzar fácilmente los 1000 y hasta 2000 años. Su crecimiento es de apenas unos milímetros por año. El aspecto la verdad es cuanto menos inquietante, parece más un pedazo de cartón extraterrestre, o un alien quemado por el sol que una planta. Al parecer los biólogos andan medio locos tratando de catalogarla. Nosotros como simples curiosos no dejamos de maravillarnos de que una cosa así pueda pasar tantos siglos quietecita en un lugar tan árido como el Namibe.

Llegado el final de nuestro fin de semana nos despedimos de nuestros nuevos conocidos con gran pena…toca volver a la soledad de Ondjiva, pero no sin antes pasar por la maratón de nuestra ya vieja conocida carretera del agujero.

Sorpresas mágicas en la carretera agujereada de Ondjiva





























1 comentario:

  1. Jolin con el lodge... 100$ por cabeza!! Je je me encanta leer tus aventuras y ver como poco a poco te vas haciendo con el medio. ¿Te bañaste en el mar?
    Cuando vengas vamos a hacer uans jornadass gastronómicas en torno al cerdo para resarcirte de la falta de abastecimiento!

    Un besoteeee

    PS Jo con el nombre del pueblo... los de Guarroman no sé de qué se quejan.

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