jueves, 9 de junio de 2011

O dia das Crianças

Uno de los deberes del cooperante y su pareja, es el asistir a los actos oficiales a los que se les invita.

El pasado 1 de junio se celebraba en Angola el día de los niños (Día das crianças) y el Gobierno regional nos mandó una circular invitándonos a asistir a los actos que tendrían lugar en el pabellón multiusos para conmemorar dicha fecha.

La invitación recomendaba estar a partir de las 8:30 de la mañana, pues el acto de inauguración tendría lugar a las 9h con un discurso del Excelentísimo Gobernador del Cunene, seguido de una conferencia a cargo de un experto en violencia infantil, todo ello amenizado con actuaciones infantiles.

A primera vista, podía ser una buena ocasión para escuchar a un especialista y disfrutar de los bailes y canciones regionales por parte de los niños de Ondjiva.

A las 9h estábamos ya en el pabellón, cuyas gradas estaban abarrotadas de niños apretujados y ateridos de frío pues el pabellón no tiene vidrios en sus ventanas (ahora estamos en invierno, y por las mañana la temperatura es de unos 10º).

En el centro del pabellón estaban las sillas para los invitados oficiales así como la mesa con telas de raso rosa y naranja desde donde se darían las conferencias. Todo ello salpicado con globos de colores.

Evidentemente éramos los primeros invitados en llegar, y además, siendo los únicos blancos en el acto, se nos condujo a las sillas de la primera fila, que incluso estaban acolchadas. Una vez más estábamos atrapados. De ese lugar privilegiado es imposible escapar sin atraer todas las miradas.

Pasó media hora y nada.

Pasó una hora, y nada.

A las 10:30, cuando ya todos estábamos al borde de la congelación, salió un grupo de niños uniformados sujetando una gran bandera angoleña. Cantaron algunos himnos nacionalistas animados por un triste animador (en realidad un entristecedor) que con el puño en alto y un micrófono medio averiado gritaba:

- ¿Qué día é hoje?

Y todos coreaban:

- O día das Crianças

- ¿Que faremos por um futuro melhor?

- Cuidar das crianças

Y así, en plan Miliki languido unas cuantas decenas de veces.

Los niños uniformados hicieron unos bailecitos al ritmo del Waka Waka de Shakira (nada de bailes tradicionales) y volvieron a su posición hierática, con los brazos casi engangrenados de tanto sujetar la bandera mientras seguíamos esperando a que los ponentes aparecieran.

A las 11:30 al fin apareció el Vicegobernador (el Gobernador no había podido asistir), acompañado de un hombrecillo gris con bigote.

En ese instante los técnicos de sonido y cámaras de televisión reaccionaron dándose cuenta de que no habían preparado nada de sus equipos (tras 2h30 de espera…) y empezaron a probar, enchufar, colocar, enfocar… provocando pitidos estridentes que ensordecieron al público, tapando toda la visibilidad de la mesa de los ponentes y retrasando aún más las palabras de los esperados oradores.

A las 12 empezó la ansiada conferencia.

Tras cuatro palabras de agradecimiento por parte del Vicegobernador, el experto empezó su charla frente a un micrófono mudo, que a veces se dignaba a distorsionar la voz, y otras a crear interferencias con los equipos de radio, con lo que la audición era totalmente imposible.

Tras 10 minutos de conferencia el ponente se levantó, y se fue.

El Miliki de pacotilla se vio obligado a animar a las masas con su puño en alto, y volver con su retahíla de:

- ¿Qué día é hoje?

- O día das crianças

- ¿Que faremos por um futuro melhor?

- Cuidar das crianças

Y yo sólo podía ver a los pobres niños congelados, engangrenados, muertos de aburrimiento y hambre…

Quería escapar…pero estaba atrapada en primera fila, frente a la mirada inquisitiva de todas las fuerzas vivas de Ondjiva…debería esperar, pero ¿qué esperábamos exactamente?

Unos adolescentes salieron "a escena" y representaron una pequeña obra de teatro de la que para variar no pudimos escuchar más de dos o tres palabras, por falta de micrófonos, por el alboroto reinante tras tantas horas de encerramiento, y porque los actores daban la espalda al público (no sabemos si en un alarde de modernidad a los Stanislavsky o de falta de organización).

Después era el turno de rap en play back (ya hemos hablado de la pasión que sienten en este país por las actuaciones en play back), lo cual al menos evitó el problema del micrófono muerto y pudimos escuchar la canción.

Y seguidamente un baile con toques africanos pero poco definido.

Aquello parecía una interminable oda a la desorganización…

En una de las ocasiones en que el entristecedor volvió con su puñito (era esencial mantener el espíritu nacionalista bien alto) conseguimos hacernos los despistados y escapar.

Las leyendas urbanas cuentan que allí siguieron durante horas, haciéndole frente al frío, al hambre y a los dolores musculares. Sólo algunos débiles como nosotros sucumbieron, pero la mayoría resistió heroicamente.



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